viernes, 24 de febrero de 2012

Tabernas, mesones y posadas en el Madrid del siglo XVIII


Precalentamiento
El enfoque de esta actividad dependerá en gran medida de los conocimientos históricos que sobre la Europa, en general, y la España, en particular, de los siglos XVIII-XIX posean los estudiantes. Para que se entienda un poco mejor el contenido sociocultural del texto propuesto (pues sobre el lingüístico se propondrán actividades posteriores), es necesaria una mínima introducción a lo que significó la Ilustración en España. Yo propongo el siguiente resumen (preparado por mí por lo que, obviamente, cualquier profesor podrá adaptarlo, alargarlo, acortarlo o rescribirlo según sus necesidades e intereses), con los conceptos que considero clave para los estudiantes resaltados (en cursiva):
“La cultura europea del siglo XVIII (llamado siglo de las luces o siglo de la Ilustración) se caracteriza fundamentalmente por los siguientes rasgos:
·        predominio absoluto de la razón humana (frente a la superstición de siglos anteriores);
·        separación de la cultura eclesiástica y teológica, que es sometida a la crítica;
·        mayor independencia del poder civil respecto del poder eclesiástico.

A la difusión de la Ilustración contribuyó poderosamente el desarrollo de la burguesía, con su adopción de una economía urbana, basada en una incipiente industria y en el comercio.
Paralelamente, los reyes afirmaron su poder frente al de la Iglesia, la cual, dueña de inmensas posesiones, dificultaba las reformas sociales.
La Ilustración halló enemigos especialmente en las naciones católicas. España, donde dominaba la cultura teocéntrica barroca, cerrada secularmente a los contactos con el exterior, fiel a la religión, con un estado de civilización lamentable, sin apenas industria ni comercio (y con escasa burguesía, por tanto), no era precisamente el país más permeable a las nuevas ideas que, no obstante, penetraron con bastante intensidad.
Como reflejo del espíritu ilustrado se crearon nuevas instituciones como la Biblioteca Nacional (1712), la Real Academia Española (1713) o la Real Academia de la Historia (1735)”.
En esta actividad de precalentamiento pregunto a los estudiantes por la situación social y política de su país en este momento histórico, haciendo hincapié en el vocabulario señalado en cursiva. Se trata fundamentalmente de contextualizar el texto que se va a leer a continuación, no de profundizar en contenidos históricos. Si se trata de un grupo internacional, cada alumno expondrá de manera breve al resto su presentación; si son un grupo de estudiantes de la misma nacionalidad, se puede realizar en forma de lluvia de ideas para, entre todos, completar un somero cuadro en la pizarra, por ejemplo.

2) Actividades sobre el texto   
1) Se propone la lectura del siguiente texto sobre la situación del alojamiento para los turistas que llegaban a Madrid en el siglo XVIII. Se advierte de que seguramente no será un texto fácil por su vocabulario, que se trabajará más adelante, pero que lo que se pretende es que el estudiante sea capaz de hacerse una idea general del contenido.

Tabernas, mesones y posadas, una pobre oferta turística.

Parte de la mala fama de España en el siglo XVIII se la debemos al ramo de la hostelería. Los europeos que comenzaban a atravesar nuestras fronteras se quejaban de muchas cosas, pero ante todo de la escasez, mal servicio y poca higiene de posadas, mesones y tabernas. Madrid, que como Corte solía ser el destino de casi todos los turistas de la época, no es una excepción.
Los viajeros -desde Casanova a Towsend- dicen que Madrid carece de locales donde las personas de categoría se alojen o alimenten con decoro. Quienes vienen de París, Londres o Venecia echan en falta los hoteles, los restaurantes, los cafés donde la gente de calidad satisface sus cada vez menos elementales necesidades. Cuando Moratín, Cadalso o Iriarte buscan un local para su tertulia -a la que asistirá Goya- no hallan lugar más a propósito que la Fonda de san Sebastián.
La ciudad, en cambio, estaba espléndidamente dotada de tabernas, bodegoncillos del puntapié, puestos callejeros de aguardientes, figones, mesones y locales para satisfacer la demanda poco refinada del pueblo llano. Allí, el vino -la bebida de diario- se vende aguado, se guisa sin refinamiento y las camas son jergones de paja en naves. Las tabernas, como los mesones y posadas, son un espacio popular y masculino, donde las mujeres trabajan, pero rara vez entran a beber; donde el alcohol alimenta solidaridades poco del agrado de quienes mandan. De ahí la lucha de los ilustrados contra la taberna, reflejada en una legislación cada vez más restrictiva. Campomanes aconseja evitar que los artesanos acudan a las tabernas. La alternativa: comprar el vino y beberlo en casa. Lo malo no es el alcohol, sino los espacios difíciles de controlar desde el poder.
En todo caso, la hostelería también refleja las estructuras sociales. La aristocracia tiene salones particulares donde celebrar tertulias, timbas o hasta academias. Y cuando le apetece, la nobleza infectada de majismo baja a los lugares de encuentro del pueblo y frecuenta romerías, carnavales y hasta tabernas, que abundan, porque quienes viven de su trabajo no disponen de sitio en sus ínfimas viviendas para recibir o hacer tertulia. Lo que escasea son esos locales públicos poco asequibles, que la burguesía decimonónica hará escenario de sus encuentros, tertulias y conspiraciones. Una burguesía que a finales del XVIII estaba en construcción.
Goya fue testigo de las transformaciones del cambio de siglo. Cuando aterriza en la Corte, en la década de 1760, Madrid seguía siendo una ciudad de tabernas, fondas y posadas secretas. Con el nuevo siglo aparecen locales más refinados. Una averiguación fiscal realizada por los franceses en 1811 revela la existencia de 12 casas de café, 30 juegos de billar, aunque aún no hay un solo hotel y sí unas cuantas hosterías. Poca cosa en todo caso al lado de las 325 tabernas, si no más, y un número equivalente de posadas. Madrid, por tanto, sigue tan sobrado de tabernas como escaso de cafés. O dicho de otro modo, el pueblo de Madrid tiene bien ganado su sitio en la ciudad; la burguesía, en cambio, aún ha de labrarse un lugar bajo el sol.
(Autor: Mauro Hernández, profesor de Historia Económica de la UNED. Originalmente en el magazine La Revista del periódico El Mundo, nº 22, 17/03/1996. En: http://www.elmundo.es/magazine/num22/textos/comer.html)
2) Llega el momento de trabajar el texto, a través de sus ideas y de una manera más específica, su vocabulario. En él vamos a encontrar contenidos tanto culturales como léxicos.
a)      ¿Pueden resumir los estudiantes el texto en dos o tres ideas fundamentales?
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________

b)     Deben buscar en el diccionario o en Internet el significado de los diferentes vocablos relacionados con el mundo de la hostelería para averiguar las diferencias existentes entre ellos:

fonda:
taberna:
mesón:
posada:
bodengocillo del puntapié:
figón:
hostería:

c)   ¿Cuáles son las clases sociales correspondientes al siglo XVIII que aparecen nombradas en el texto? ¿Podrían imaginar una pirámide social?
d)      Según el texto, ¿por qué luchaban los ilustrados contra las tabernas?
e)   Si bien el texto trata fundamentalmente de la situación de Madrid en el siglo XVIII, hay un momento en el que se pasa al siglo XIX, ¿cuándo? ¿Al hablar de qué personaje?

COMENTARIO CULTURAL: En el texto se habla de “la nobleza infectada de majismo baja a los lugares de encuentro del pueblo”. Ciertos habitantes populares de Madrid en el siglo XVIII eran llamados majos y majas. Los cuadros de Goya nos presentan cómo eran y cómo vestían esos típicos personajes que incluso han llegado a llamarse goyescos o goyescas por la cantidad de escenas que el pintor inmortalizó en sus lienzos. ¿Qué ha pasado a significar el adjetivo majo/-a en el español actual? ¿Cuáles son las “majas” más famosas pintadas por el artista?


La cometa

 
3) Los textos históricos, por hablar de acontecimientos sucedidos en el pasado, suelen escribirse en pretérito indefinido. En este caso se utiliza el llamado “presente histórico”, es decir, el presente con valor de pasado. Los estudiantes deberán dividir el texto entre varios grupos e intentar rescribirlo usando el pretérito indefinido cuando sea necesario. Como contenido gramatical, propiamente dicho, el uso del pretérito indefinido en la narración de acontecimientos pasados seguramente no es de este nivel. Lo interesante del ejercicio es que ellos deben buscar las formas verbales que deben cambiar en un texto de cierta dificultad, además de prestar atención a las irregularidades de los verbos en cuestión.
           4) Otro tipo de textos en los que frecuentemente se utiliza el pretérito indefinido es el de las biografías. En el nuestro aparecen numerosos personajes conocidos en la época. Ha llegado el momento de que se conozcan también en clase. En grupos, deben buscar en Internet información sobre los siguientes personajes y escribir una pequeña biografía, en pretérito indefinido, que luego expondrán al resto de la clase:

MODELO: José Cadalso. Nació en Cádiz en 1741. Estudió con los jesuitas y viajó mucho por Inglaterra, Francia, Alemania e Italia, cuyos idiomas aprendió. Se enamoró de la joven actriz María Ignacia Ibáñez, que murió de enfermedad. Cadalso, enloquecido de dolor, intentó desenterrar el cuerpo de la amada, pero no lo consiguió, y fue enviado a Salamanca (1771), donde se convirtió en difusor de las ideas ilustradas. En 1782 halló la muerte en Gibraltar, luchando contra el ejército inglés.


            José Cadalso
Tomás de Iriarte
Leandro Fernández de Moratín       
Pedro Rodríguez de Campomanes






     5) Más allá del texto
     En los cuadros de Goya se retrata muchas veces a la aristocracia, disfrazada como el pueblo, y acudiendo a sus verbenas y fiestas, esa aristocracia infectada de majismo. Pero no era lo normal. A principios del siglo XX, el gran poeta Antonio Machado reflejó en uno de sus poemas más famosos la vida inútil e hipócrita que llevaba la clase alta. A este poema le ha puesto música el cantautor Joan Manuel Serra



Los alumnos deben escucha la primera parte de la canción un par de veces e intentar completar los espacios en blanco (faltan sólo formas verbales en pretérito indefinido, para que el ejercicio tenga relación con la actividad gramatical realizada anteriormente).
                        Al fin una pulmonía _____________ a Don Guido y están
                        las campanas todo el día, doblando por él ¡din, dan!
                        ___________ Don Guido un señor, de mozo muy jaranero,
                        muy galán y algo torero, de viejo, gran rezador.
                        Dicen que ________ un serrallo, este señor de Sevilla,
                        que era diestro en manejar el caballo, un maestro
                        en refrescar manzanilla.
            (Vocabulario: jaranero = que le gusta la jarana, la fiesta; serrallo = harén. En este contexto significa que era un gran conquistador de mujeres; refrescar manzanilla = la manzanilla es un vino típico de Andalucía. “Refrescarlo”, aquí, significa, servirlo de una manera especial).

            ¿Cómo se puede describir la vida del aristócrata? ¿En qué empleaba su tiempo?

Ahora deben escuchar la segunda parte y, nuevamente, completar los espacios en blanco.
                        Cuando ________ su riqueza, era su monomanía,
                        pensar que pensar debía en asentar la cabeza.
                        Y asentola (= la asentó), de una manera española,
                        que ________ a casarse con una doncella de gran fortuna.
                        Y repintar sus blasones, hablar de las tradiciones de su casa,
                        a escándalos y amoríos, poner tasa, sordina a sus desvaríos.
                        Gran pagano, se ________ hermano de una Santa Cofradía
                        el Jueves Santo salía llevando un cirio en la mano        
                        -¡aquel trueno!-, vestido de Nazareno.
           (Vocabulario: blasón = escudo familiar, el nombre de la familia; sordina = secreto; Santa Cofradía = reunión religiosa. Sus miembros se llaman “hermanos”; Nazareno = perteneciente a una determinada Cofradía. Los tres últimos versos hacen referencia a las tradicionales procesiones religiosas que tienen lugar en Andalucía durante la Semana Santa; trueno = aquí, persona que ha llevado una vida desordenada).

            ¿Qué le sucede al aristócrata y qué solución encuentra? ¿Qué se nos cuenta respecto a sus creencias religiosas?

La última estrofa pasa al presente:
                        Hoy nos dice la campana que han de llevarse mañana
al buen Don Guido muy serio, camino del cementerio.
¿Tu amor a los alamares, y a las sedas, y a los oros,
y a la sangre de los toros, y al humo de los altares?
¡Oh, fin de una aristocracia! La barba canosa y lacia
sobre el pecho, metido en tosco sayal, las yertas manos en cruz,
-¡tan formal!-, el caballero andaluz.
            (Vocabulario: alamares = adorno del traje).

            ¿Qué imagen final y recopilatoria se ofrece del aristócrata? ¿Y qué contraste se puede encontrar en los dos últimos versos entre la vida que ha llevado Don Guido y su estampa antes de enterrarlo?

6) Para debatir
       En función de los intereses del grupo, de la edad, la actividad podría dar lugar a dos temas diferentes para debatir en clase o colgar en el blog sus aportaciones:
  • Establecimientos modernos de diversión y cómo ha ido cambiando ésta a los largo de los últimos tiempos.
  • La vida de la denominada jet-set. Su aparición en la prensa rosa y en programas televisivos. ¿Se da misma situación en el país/los países de los estudiantes que en España?